El poder soberano solo reside en mi persona; es solo por mí que mis tribunales
existen y tienen autoridad, y como ellos ejercen en mi nombre, su uso no se
puede volver nunca contra mí; el poder legislativo solo es mío, sin ninguna dependencia ni ninguna participación (...) el orden público todo entero emana
de mí, y los derechos y los intereses de mi nación (...) reposan en mis manos.
Discurso de LUIS XV al Parlamento de París
el 3 de marzo de 1766.
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